El odio no entiende de pasados
configura el recuerdo en prisión
a la orilla del dolor siempre,
qué tendrá el odio que borra besos
y abrazos y extiende armas
y hace del amor un enemigo,
ayer paseaba el odio
por la calle,
caminaba con sus banderas sucias
solitario y dolorido
en búsqueda de un abrazo
poniendo sus espinas,
el odio pisaba tejas
y copas de árboles
y en sus ojos había cuchillos
que dejaba a medias
cuando la luz le ciega,
el odio es un espía
del que camina sin prisas
y ríe o pena o es mendigo
pero duerme en paz cada día,
nunca llora en compañía
porque el odio lo agranda
y se cree importante
en los calendarios de la gente
más ínfima,
no pude con el odio ayer
digamos que lo dejé tranquilo
con sus gestos y sus labios tensos,
y quise comprenderlo a lágrimas
pero el odio tiene léxicos
cuyos manuales no acepto,
y así el odio se fue yendo
a amarse con el odio,
y yo me vine a casa
y cerré ventanas y puertas
por si el odio visita el aire
y corrige mis poemas.
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