miércoles, 27 de enero de 2010

¿Saqueadores?, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz



No supe hasta adulta
que el desespero del hambre
sea sinónimo de robar.

Cuando los noticieros
muestran la desnudez de la pobreza
y persiguen pobres y más pobres
que no tienen sino viento y humo
que llevarse a la boca,
y nos dicen esos saqueadores,
esos saqueadores,
miradlos bien,
saqueadores...

Yo veo que en el mundo
las palabras pierden sus sentidos,
y pobre y ladrón se confunden
en la boca de cualquiera.

Que quitar los techos y los derechos
de los desnudos
es invertir y prosperar,
eso nos dice quien sea,
pero conservar duramente
el instinto de supervivencia
es delito nos inyectan.

Esos saqueadores
que huyen con sus pobres panes
y sus pocos peces,

o esos saqueadores
que nunca tienen suficiente.

No supe hasta adulta
que vendrían tiempos
donde las palabras
estén perdidas
en las ideas de don Nadies.

viernes, 15 de enero de 2010

Bajo las sombras de lo vivo, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz


Bajo las sombras de lo vivo
te observo, amor.

Tu boca tierna
que aspiro
en esta ardiente sierra
de serpientes atropelladas,
matorrales de mis huesos
y dunas de pieles
alambradas por vientos.

Tu perfil a mi frente,
formar mis manos
en tu vocabulario
de incorrecciones y sortilegios,
ondas lunares que apresaren
menta y madreselvas.

Los ecos de la sierra
truenan contra las pizarras
esa fuerza que tenemos.

Proclaman que las sendas
de las raíces son nuevas,
ningún plano a solas
entiende de ellas.

Respondo que soy yo,
aquélla que surcaba ondas,
tan desnuda cuando pequeña
que nadie observaba
ni mis huellas.

Añado que mi hombre
es experto en veredas.

Comprobemos
la teoría de los sueños.

Primero tú.
No es por miedo, amor.
Es mi guía
tu espalda azul.

Este ensueño
por descifrar es tan hondo
bajo las sombras de lo vivo,
que no comprendo
que ni tú ni yo
nos adentremos
sin sufrirlo nuestro.

Bien.
Tienes miedo.
Lo sé.
Iré yo primero.
Conozco el terreno.

¡Abran paso a esta mujer
amada por el viento!

Nadie responde.

El amor quedó
tan aplazado
a destiempo...

Del libro de la autora, "Días en Singapur".

miércoles, 6 de enero de 2010

Sin apenas saber sus nombres, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz


Entre todo el ruido del mercado
y todas las luces de comercios
los anuncios publicitarios
nadando en nuestras mesas
y las comidas especiales
para un mundo de etiquetas,
con todo lo que se forma
de consumo desnutriente
y colorines en las calles
al tiempo que crecen y se desbordan
los caudales de contenedores de la basura
repletos de tantas sobras
que no llenan más que la tierra,
entre cohetes que estallan
para ocultar o disfrazar las guerras
sobresaliendo de los ruidos
y las listas de los deseos
repletas de cosas materiales,

se fue otra vez la Navidad,

y el niño que no haya comido
muera de frío o de pulmonía de olvido
y la que aun en fiesta está en la mina
trenzando alfombras de persias
o puliendo diamantes para muñecas
sin apenas saber sus nombres,
esos niños que a veces vemos
en documentales de las siestas
entregados al ritmo de los comercios
representados por ministros
y de las olas de los vacíos
sin sentidos figurados
esos niños saben que el mundo
no tiene magia ni magos que los asistan
y esperarán sin importarles que se retrase
otro año la Navidad.


sábado, 2 de enero de 2010

En la tarde murió la fuente, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz



En la tarde murió la fuente.

Había tanto silencio

que escuché su agonía

entre los rosales

y ni el volar de las palomas

dejaron aleteos,

-o quizá me pareció ignorarlos-,

porque la fuente moría

con los ángeles asombrados

y las piedras de los bancos

parecían hechos

al tiempo de los astros.

Murió la fuente esta tarde

mientras una llovizna lavaba

las caras dormidas de los tallos.

Adónde irá su ausencia,

dónde dejará su canto pasado.

Quién nos sacará en las tardes

los nombres de lo que no encontramos.