jueves, 30 de diciembre de 2010

Paisajes de una paracaidista, fotografía de Rafael Cruz y poema de Marta Antonia Sampedro


No temas a la felicidad de los ratos,
si como el perro solitario
que busca la suerte en las calles
un día encuentra calor en las aceras
la felicidad en el escondite espera
porque los paisajes de vida
son y debes de asumirlos cambiantes,

no temas a la felicidad de los ratos
porque la vida es fascinante y triste
y como la paracaidista en el vacío
con un leve movimiento
o un reflejo en desespero
acierta la cinta donde caer sin lesión
y proteger sus rodillas.

La vida tiene sus cajas de regalos
y sus cuerdas de tentación,
y como el adicto irremediable
que se abstiene de buscar
un día despierta sin deseos
porque bajo la almohada sus sueños
se han consumido por cansancio lento,

no temas a la felicidad de los ratos
con dios y sin dios siempre hay adioses
porque la vida con sus tiempos
te dirige al historial de tus actos
y como un payaso que ríe
al rato estás llorando
pero eres el mismo melancólico y burlón
porque la felicidad se ha marchado
tornando a placer tus ojos secos o mojados,

no temas a la felicidad de los ratos
y saca tu pañuelo manchado de espantos
donde caen tus lágrimas y tus labios
porque inevitablemente ser bueno y malo
dependerá siempre en cómo están tus manos,

no temas a la felicidad de los ratos
y sé libre de odios y presagios
y sé esclavo de tus coherencias
porque de nada valen sangres ni esfuerzos,
cuando tus bolsillos estén vacíos
o tus carnes y tus sueños sean comercio de otros
sólo te quedará exilio y llanto
y quién sabe tal vez guardes la cinta
que en tu mínimo recuerdo te auxilie
cómo eran tus pasos tan cerca o lejanos,

no temas a la felicidad de los ratos
y mantén tus huesos a salvo
teme a la jauría de los galardonados
porque es posible casi seguro
que sus victorias sean a tu cargo
y tú en tu pasmo no veas
que la felicidad más sencilla está a tu lado,

no le temas a la felicidad de los ratos
y mira cómo la luna de la noche
te dice que el mundo es redondo
y a veces en su proyecto casi plano
y no tengas el miedo a morirte
las veces que necesites
porque es el modo de vivir contigo
a cada nado de un naufragio,

no le tengas miedo a la felicidad de los ratos
y piensa en primaveras
y no olvides el buen invierno
que es el dormitar de las higueras,
como una piedra que observa
que nada es casual ni pasajero
mira sonriendo cómo en el volar de las aves
encuentras el sentido ético de tus cambios,

no le temas a la felicidad de los ratos,
y no tengas hambre de personas
que pienses te ayudarán a pasarlos
porque tal vez aderezado
te sirvan en su plato
y ya no seas sino futuro digerido
donde ni tú te reconozcas sano,
cómprate –es gratis- tu espacio,

no temas a la felicidad de los ratos,
no temas a la buena o mala vida
no sueltes tu cinta,
vive contigo tus años.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Duraznos en la niebla, fotografía de Rafael Cruz y poema de Marta Antonia Sampedro


¿Y si Jesús, en vez de en un establo,
hubiese nacido de madrugada
en un puesto de duraznos en la niebla?

Feliz Navidad, Buenas Pascuas,

les desean Marta Antonia Sampedro y Rafael Cruz

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mucio y las nubes, fotografía de Rafael Cruz y poema de Marta Antonia Sampedro

Hay días en que olvido

mi propio ánimo sin verso

y en la sombra del invierno

pensando en Mucio regresan

las nubes que jamás preguntan

cuánto pesan los días por dentro,

dejo entre los dedos yertos

la convicción de las leyendas antiguas

donde uno es siempre uno

al margen de los vientos

y los nombramientos,

así voy de leyenda a historia

sin que me alteren los olvidos

o las nostalgias a los ruines

y sus coletillas adversas

con sus boletos de chinches,

porque pienso en Mucio

cada vez que quiero versos,

miro los retratos presentes,

de los que son incapaces

pues jamás lo fueron

de prestar su alma y menos aun venderla

a quien esclavo o libre pretendan,

y viene con ellos Mucio

dejando su brazo sobre la hoguera

por una lealtad a sí mismos

y un amor extraño pero amor

que por serlo ve sus rostros

en las paredes con sospecha roja,

y en la sombra del invierno,

sin más preámbulos que un sueño,

encuentro a Mucio el zurdo

podando sus nubes con fuego.

sábado, 11 de diciembre de 2010

El día de todas las horas, fotografía de Rafael Cruz y poema de Marta Antonia Sampedro

Otra vez la Navidad dicen los grandes almacenes

es un poco aburrido

pero digamos que va pasando en vuelo el año

y cierto es que en sus picos llevaban las horas

las aves de cada día

y en sus frentes de luces

el sudor obrero los tranvías

mientras otros muchos pensamos

para el arte de dar trabajo al sentido común

tan fuera de pasarela,

ya nada empaña mi paz

nazca quien nazca eso Jesús lo comprendería

-en realidad los dioses tienen menos soberbia

que los mortales que rezan

que Dios los mantenga-,

me preocupa la crisis pues poeta obrera soy

pero observo que los ricos no se inmutan

de modo que alguna vez caerán en la cuenta razonable

de que son ricos porque otros muchos somos pobres,

no nos dejarán convertidos en mendigos

porque una cosa es ser pobre no productivo

y otra estar harto y rebelde,

el peligro que para ellos conlleva

que no haya explotación obrera,

creo recordar que Jesús nació en un establo,

de momento algunos pobres nacen en hospitales

pero otros muchos en las calles,

unos son hijos de obreros, otros hijos de las compraventas,

hijos e hijas de generaciones que tendrán memoria,

en sus escaparates de consumo y colores

este mundo torna las legumbres en lentejuelas

mientras la crisis aprieta

y nos obligan a celebrar

que alguien –o unos pocos, cuya señal es Dinero-

se llevó los caudales ajenos trabajados

o que todos pueden cambiar

cuando olvidamos que nos llenaban de basura

el buzón y las ilusiones

donde nuestro nombre a tinta escribimos

y sabemos que sólo sus estrategias son nuevas,

los reyes magos de este año

seguramente no nos dejen regalos inservibles

a monárquicos y republicanos,

pero de todos modos la conciencia obrera

nos mantenga la dignidad para seguir adelante

y una sonrisa nos acompañe siempre

para alimentarla de esperanza y pensamiento

el día de todas las horas.