martes, 25 de agosto de 2009

Ley Cero, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz



En Singapur,
el número mágico
es el Cero.

La boca de los besos,
los nacimientos de afecto,
los proyectos de muerte
y las lunas llenas siempre
entre nubes como vientres...

Los valores de vida
en círculo pasean
a pleno corazón redondo,
y el lenguaje está dominado
por la letra O,
vocal que impida combinar
Odio,
Orgasmo,
Otoño,
Obligación...

Todo es Cero,
y en Cero se piensa
en todos los destinos
desde el presente.

Los que habitan en el Cero
aceptan esta autoridad.

Meditan sus vidas
ante una calculadora,
y se sienten tan libres
que no necesitan valorar
el precio de su libertad,
porque éste
siempre es = 0.

Del libro de la autora, “Días en Singapur”.

martes, 18 de agosto de 2009

Partida en dos materias, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz


A veces, antes de dormir,
cuando las rodillas tocan vientre
y el vientre quiere pecho,
cuando los brazos acogen rostro
y el rostro cobija recuerdos
y se ven tan claros los ojos de los otros
en la oscuridad y los techos blancos,

a veces una piensa buscando el sueño
Dios mío, será un destino continuo
esta rigidez madura que me adviertes,
tendrás la santa impaciencia de recordarme
cada noche
cuántos momentos se pierden
irremediables y malditos
de letra y sangres,

que seas capaz de asignarme
muerte en el cuerpo
y vida en la mente,
partirme en dos materias.

¿Saberme piedra de cristal
y yerba regada y fresca,
árbol de desierto y pájaro en la cima,
nube de cemento y lluvia tibia?

Dios mío... ¿estás?

martes, 11 de agosto de 2009

Desmedidas, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz

Querida hija
la vida no es un invento
ni una manzana que golpea
una bombilla incandescente
ingeniería técnica
o genética,

la vida nos aprieta
es calzado ajustado
camisa de fuerza
corbata que ahoga
desierto sin oasis
barco sin velas
luceros que se alejan,

los días aparecen
de sorpresa en sorpresa
y sin amor somos piedra
o arena pisada
perros salvajes
o algodón renegrido
a tientas.

La vida es un recuerdo
que aún no ha nacido
ni quiere nacer
por sí mismo
y se enfrenta
con nosotros
jugando con los tiempos
nuevos o perdidos,

la vida es fuerza
molde de ilusión
persona fugaz
espacio para ella,
y a veces se desaloja
por derribo
ante la advertencia
de elegir muerto o vivo
y hacemos lo sentido.

En las hojas caídas
se aprende de la vida,
es de humanos comprobar
adónde se van
los esfuerzos de ventiscas
el curso de los ríos vacíos,
nunca se atina
o se desacierta,
la vida no tiene color
y no precisa retoques,
solamente empuje
intuida señal de veleta,
pasión o dolor que expresa
alguna ventaja puntual
que ha de tener
ser nada excepcional
y una vez se muera.

Parecerá mentira
la verdad,
ésta quimera
pero no importa,
somos cometas sueltas,
nubes de estaciones,
guerreras intrépidas
o soldados rebeldes
desnudas de ideas,

en sus magias desmedidas
la vida es misterio
pensamiento y acción,
opciones de ternuras
y a veces nada más
que instantes secretos
de las alas benditas,

sirva este adelanto
mientras ves
mi soliloquio de fantasmas,
que los poetas somos
rompecabezas o sombras,
alguien que perdiera la razón
la cinta métrica
y se empeñe en pesar el mar
valorar la frialdad
de los polos opuestos,
diseñamos amores
en vez de obligarnos a ser
vuelos sedientos
sin horizontes,

y así dormimos a solas,
cálidamente solos,
al amparo del cartón completado
a desmedidas sílabas
con puntos y final
casi siempre momentáneos.
De la obra de la autora, "Recuerdos y otros inventos".

domingo, 2 de agosto de 2009

Tú el primero, mírate..., de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz

Todos somos ilegales,
tú el primero, mírate,
ponemos atención
al final del documento,
vemos un garabato
y quedamos tan contentos
pero todos somos ilegales,

cuando asaltamos a otros
con pasquines de ilusiones,
cada vez que amamos
y nos destierran de los suspiros
y debemos de callarnos,
al abrir o cerrar la puerta diciendo
esta no es mi casa,
sino de un señor ricacho
que preside las acciones del banco,

todos somos ilegales
aunque no queramos nombrarlo,
el pan que sudamos es más
que aquel que servimos en privado
y el patrón nos bendice
lo que se queda siendo nuestro
que es también ilegal
el derecho al silencio,

todos somos ilegales,
a qué viene tanto discurso
negando horizontes
como dueños de la tierra y cielo,

todos somos ilegales,
desde el alba hasta el ocaso
buscamos nuestros papeles
desde el útero al cementerio,
por donde vayamos
el pecho nos pide oxígeno,
agua nuestra garganta,

porque somos ilegales
y sabemos que si nos registran
solamente tenemos cuerpo
temporalmente en trámites.

De la obra de la autora, "Reverso calamitas”.