sábado, 2 de enero de 2010

En la tarde murió la fuente, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz



En la tarde murió la fuente.

Había tanto silencio

que escuché su agonía

entre los rosales

y ni el volar de las palomas

dejaron aleteos,

-o quizá me pareció ignorarlos-,

porque la fuente moría

con los ángeles asombrados

y las piedras de los bancos

parecían hechos

al tiempo de los astros.

Murió la fuente esta tarde

mientras una llovizna lavaba

las caras dormidas de los tallos.

Adónde irá su ausencia,

dónde dejará su canto pasado.

Quién nos sacará en las tardes

los nombres de lo que no encontramos.

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