lunes, 2 de noviembre de 2009

Hízara, dónde tu nombre, de Marta Antonia Sampedro y fotografía de Rafael Cruz


Esta mañana, mientras dormía,
un grupo de sirenas
abrieron paso a la nave.

Henchidos de emoción los hombres
su rumbo siguieron
hasta que arribado hemos
a un lugar desconocido.

Perdidos. Encontradas ellas.

A pesar de mis advertencias,
los cantos de sirenas aturden
y convencen al más valiente.

A cubierto de voraces gaviotas
y alcatraces sus armas han usado
para huír del lugar.

Desperté en un flotar de pájaros,
plumas abatidas. Sangre y mar.

Gemían las sirenas, reclamo de monedas.
Placer y tormento.

Alejados a toda máquina,
el horizonte mostraba un cartel
en los idiomas usuales del mar:
“Club para navegantes.
Se admiten tarjetas de crédito”.

El mar de entonces,
de las grandes odas de poetas
y prosas de misterio, dirigido es
por contables de gotas corporales.
Secuestran sirenas que a comisión explotan
amarradas a drogas y documentaciones legales.

A salvo, la bronca, ha sido en serio:
¡En el próximo atisbamiento,
no actuéis como animales de tierra!
¡Avisadme!
Tal vez encontrar pueda
entre ellas, a alguien que ya olvidé.
Tiene viva mirada, y blanca cola
de novia, timón a mi espera.

Ellos dijeron:
-Sabemos de quién hablas.
Por las noches, entre sueños, la llamas.
Dices, sudoroso y trémulo:
“Hízara, Hízara...”.
Pero no estaba en el grupo.
Todas reían soeces palabras.
Ella, llorado habría al ver
semejante vulgaridad.
Nuestra vida daríamos porque despierto
hablases con ella y la desposases
sin más trámites que vuestra llamada.
El poeta haría de padrino-.
Dijo éste:
-Bueno, no tengo autoridad-.
Ellos respondieron: Tú te callas.

Su voces me recordaron
el nombre de esa sirena.

Qué será de ella, cuando no vive
en mis errantes sueños de hortelano y pesca.

“Hízara”..., repetían los hombres.

Un nombre ahogado en el aire
que ellos me traían resucitado.
Boca a boca.
Labio a labio...
“Hízara”...

Fue una suerte contar
con una tripulación
como la formada.

Tan débil para los deseos,
pero con sensatez
de romanticismo a mar.

De la obra de la autora, “Bitácora de errantes”.

No hay comentarios: